lunes, 3 de octubre de 2011

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

Después de regresar de un encuentro de niños y niñas en Simalé un hermoso lugar que le corresponde  acompañar a nuestra parroquia
de Tuum,  encontramos este hermoso y grande termitero.
Me quedé maravillada al contemplarlo e inmediatamente me vino a la mente la famosa  frase  “la unión hace la fuerza”  porque muchísimas termitas han logrado hacer su obra gracias al esfuerzo y aporte de todas.

De igual manera nosotros estamos llamados a la unidad en medio de la diversidad  pues  como nos dice la carta de San Pablo a los Romanos: “Dependemos unos de otros y tenemos carismas diferentes según el don que hemos recibido” (Rom 12,5).
Que con todos los dones y talentos que del Señor hemos recibido, sigamos construyendo fraternidad, unidad, solidaridad, paz en nuestra iglesia, en el mundo, en nuestros hogares y en todos los contextos en los que nos desenvolvemos cada día.

HAY MAS ALEGRIA EN DAR QUE EN RECIBIR

El compartir con los niños y niñas de la Parroquia, me hace vibrar cada día porque con su alegría e inocencia, me muestran a un Dios que sale a mi encuentro en una cultura que no es la mía pero que ya hace parte de mí.
Esta niña que miran en la foto me recordó lo que nos dice la palabra de Dios “Hay más alegría en dar que en recibir”. (Hech 20,35).
Recuerdo que estábamos trabajando con un grupo de niños y niñas  en la parábola de la oveja perdida y para dinamizar la explicación de la misma, escondí medio paquete de dulces y los invite a que lo buscaran, les dije que quien lo encontrará se quedaba con el paquete.
También los invité  a  que pensaran que cada uno de ellos era  Jesús y el paquete de dulces, la oveja perdida.
Después de tanto buscar, la niña encontró el paquete y le pregunté: ¿Qué sentiste al encontrarlo? Ella me respondió: mucha alegría porque me gustan mucho los dulces. Entonces para mi sorpresa empezó a repartir a los demás compañeritos los dulces con una alegría y una sonrisa que me conmovió hasta lo más profundo de mis entrañas porque ella hubiera podido guardar los dulces sin embargo ahí mismo los compartió y solo dejo uno para ella. Eso me impactó muchísimo porque fue capaz de renunciar a los dulces que le gustan tanto para alegrar a sus amiguitos.
Que rico que al igual que esta hermosa niña nosotros sintamos más alegría en “dar que en recibir” pues en ocasiones nos cuesta desprendernos de las personas y cosas  que queremos pero cuando  lo logramos hacer,  sentimos una alegría y satisfacción  tan grande que nos estimula a seguir alegrándole la vida  a los demás.