lunes, 19 de marzo de 2012

A mi Congregación en sus 83 años de Fundación


Como ya se acerca un nuevo aniversario de Fundación de nuestra Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús quien un 11 de abril fue fundada en Santa Rosa de Osos Antioquia Colombia , por el siervo de Dios Monseñor Miguel Angel Builes,  aprovecho  para unirme a toda la Congregación en acción de gracias al Señor por estos 83 años de presencia misionera en el mundo y en el marco de nuestro Decimo tercer Capítulo General quiero decirle a cada una de mis hermanas de Congregación: "Felicitaciones".

Les comparto la foto que refleja un poco lo que fue la celebración del año pasado de  nuestro 82 aniversario de fundación en donde compartimos  junto a nuestras hermanas de Barsaloi comunidad local que queda mas o menos a unas 4 horas de distancia de Tuum lugar en donde me encuentro.

Aprovecho  la oportunidad de igual manera para agradecer a la Madre Aminta Gómez Superiora General y la Hermana Beatriz Montoya por la visita Canónica que hicieron en nuestras comunidades de Barsaloi y Tuum. Dios las bendiga y recompense todas las bondades que tuvieron para con nosotras.

De manera especial quiero agradecer a la Madre Aminta por su presencia en nuestra comunidad de Tuum, porque con su cercanía, alegría y servicio, nos recordó que somos testimonios del amor de Dios y sacramento de salvación para los demás.


JUGUEMOS A CUIDAR NIÑOS

Dentro  de las cosas que más me han impactado en las culturas Samburu y Turkana es el ver a niñas desde temprana edad cuidando a sus hermanitos. Es muy común verlas colgarse a la espalda y cuidar de ellos con una alegría y responsabilidad impactante pues a ellas no se les ve jugando con los demás así como en Colombia y diferentes lugares del mundo donde niños y niñas disfrutan de variedad de juegos para entretenerse. Las niñas samburus y Turkanas aunque  no lo expresan  también “juegan a cuidar niños”  y nos enseñan que cuando se ama de verdad se es capaz de renunciar a los gustos personales para servir, cuidar y hacer sentir bien al otro.
Que como esta hermosa niña nosotros también sepamos cuidar y dejarnos cuidar por los demás pues estamos llamados a amar y ser amados para hacer vida  el mandamiento del amor.
No nos cansemos de hacer el bien, no dejemos de sonreír porque donde hay entrega, amor, alegría, servicio, está el mismo Dios que nos recuerda por medio de estas niñas que sí es posible amar, que vale la pena ser felices y hacer felices a los demás

“SHEMA ISRAEL”

En uno de esos días cuando se siente el deseo de visitar a tus hermanos y hermanas pobres porque sabes que es el mismo Señor quien te lo pide, fui con un líder  llamado Sarafino  en una tarde soleada a algunas “manyatas” casas tradicionales de los samburos que son construidas de palos, estiércol de animales, hojas y ramas. Después de haber visitado algunas familias, llegamos a la casa de Israel el niño que ven en la foto. La mamá quien como pueden ver tiene una hermosa sonrisa, nos recibió con alegría y como yo no hablo la lengua samburo sino inglés, el líder me iba traduciendo. Después de algunos minutos de compartir me di cuenta que Israel me miraba fijamente con una mirada limpia y profunda aún en medio de su enfermedad. Recordé lo que nos dice el Antiguo Testamento en el libro del Deuteronomio:
“Escucha Israel y cuida de poner en práctica lo que ha de traerte felicidad y prosperidad en esta tierra” (Dt 6,3)
Fue un momento especial porque descubrí la misma voz de Dios por medio de esta mamá  que me pedía alguna medicina para su hijito que llevaba varios días con fiebre y dolor de estómago. Era la oportunidad perfecta para ayudar a llevar felicidad a esa casa. Escuchaba la voz de Israel que en su corta edad confiaba en mi ayuda.
Al finalizar el día le di gracias a Dios por la oportunidad que me dio de escucharlo por medio de la gente pobre y humilde a quien se puede hacer feliz con tu ayuda. Al otro día muy temprano me fui de nuevo con Sarafino a llevarle la medicina a Israel quien después de algunos días se recuperó totalmente.
Así como Israel tenemos muchos hermanos y hermanas que confían en nosotros, que nos miran con la certeza de que los podemos ayudar. No nos cansemos de hacer el bien y de hacer sonreír a todos los que el Señor nos pone en el camino para seguir construyendo esa historia de salvación que va labrando en cada uno de nosotros.