En un artículo anterior les compartía la alegría que se siente al ver llover en estos lugares semi-desérticos. Ahora les quiero compartir que a principios del mes de noviembre si que estuvimos bendecidos por el Señor. Como dice el salmo 125: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”.
Al mirar estas tierras verdes y florecidas pensaba en que definitivamente el agua es fuente de vida y alegría para nuestras vidas. Nuestros hermanos Samburos y Turkanas aprovechan están lluvias para sembrar millo, maíz, sucuma, tomate, porque es muy raro que llueve varios días seguidos.
Contemplando el paisaje recuerdo nuestra misión y llamado a ser forjadores de esperanza y amor en un mundo sediento de amor de Dios.
Que así como el Señor es fuente de vida, agua que perdura hasta la vida eterna, nosotros también podamos ayudar a realizar los sueños de aquellos que nos rodean, podamos continuar extendiendo el Reino de Dios desde las cosas pequeñas y sencillas de la vida diaria.
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